viernes, 26 de septiembre de 2014

Algo malo va a suceder (Gabriel García Márquez)



Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. 
Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
 
"No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo".
 El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: 
-"Te apuesto un peso a que no la hacés".
 
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla.
 
Y él contesta: "es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo".
 

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, feliz con su peso y le dice :
 
-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
 
-¿Y por qué es un tonto?
 
-Porque no pudo hacer una carambola sencillísima según el preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con el presentimiento de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
 
Y su madre le dice:
 
-No te burlés de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
 

Una pariente que estaba oyendo esto va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: "Déme un kilo de carne", y en el momento que la está cortando, le dice: "Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado".
 
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: "mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas".
 
Entonces la vieja responde: "Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos..."
 
Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor de que algo grave va a pasar.
 

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde alguien dice:
 
-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
 
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
 
-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
 
-Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.
 
-Sí, pero no tanto calor como hoy.
 


Al pueblo, todos alerta, y a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: 
"Hay un pajarito en la plaza". Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.
 
-Pero señores, dice uno, siempre ha habido pajaritos que bajan aquí.
 
-Sí, pero nunca a esta hora.
 
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
 
"Yo sí soy muy macho -grita uno- Yo me voy". Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve.
 
Hasta que todos dicen: "Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos". Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
 
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: "Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa", y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
 
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
 
¿Vistes mi hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?
 

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